En los últimos años, la escasez de personal docente
ha escalado a niveles alarmantes en varios países europeos, según la Comisión de Expertos de Educación de la Confederación Europea de Sindicatos Independientes (CESI)
de la que ANPE forma parte.
Este problema no solo afecta la calidad de la enseñanza, sino que también agrava la desigualdad educativa y reduce los resultados académicos, especialmente tras la crisis derivada de la pandemia de COVID-19.
Por otro lado, en la UE, más de 1 de cada 3 profesores de primaria tiene 50 años o más y concretamente el profesorado presenta mayor edad en el sur y el este de Europa. Si a ello unimos que en la mayoría de los países, los salarios de los profesores son bajos y los requisitos de cualificación son elevados, estas circunstancias restan atractivo a la profesión. La falta de mejoras salariales con progresión profesional también es un factor disuasorio.
De acuerdo con datos recientes, la tasa de vacantes en el sector educativo ha pasado del 11% en 2014 al 28% en 2021, lo que subraya la creciente dificultad de cubrir las plazas docentes. Este aumento impacta gravemente en el rendimiento escolar de los estudiantes, en particular aquellos provenientes de entornos socioeconómicos más vulnerables, quienes ven ampliada la brecha educativa.
Además, aunque el sector educativo muestra mejores tasas de retención en comparación con otros sectores de servicios, las condiciones laborales, como la sobrecarga de trabajo y la falta de incentivos, han contribuido al abandono de la profesión. Esta fuga de docentes tiene un impacto directo en el desempeño de los estudiantes, especialmente en aquellos que sufrieron una pérdida significativa de aprendizaje durante la pandemia.
La investigación destaca tres efectos clave derivados de la falta de docentes:
- Disminución del rendimiento escolar: Las escuelas con mayor número de vacantes experimentan una caída en los resultados académicos de los estudiantes.
- Aumento de la desigualdad: Los estudiantes de entornos más desfavorecidos son los más perjudicados, lo que agrava aún más las disparidades existentes en el sistema educativo.
- Pérdida de aprendizaje post-pandemia: La crisis de la COVID-19 exacerbó los problemas ya existentes en el sistema, y la insuficiencia de docentes ha dificultado mitigar los efectos negativos en el aprendizaje de los estudiantes.
Los expertos sugieren un enfoque integral y basado en evidencias para abordar esta crisis, con intervenciones a tres niveles: del profesorado, escolar y sistémico.
1. Nivel del profesorado:
- Incentivos financieros: Aumentar los salarios en zonas de alta necesidad y ofrecer incrementos generalizados para atraer y retener a más docentes.
- Uso de auxiliares docentes: Aliviar la carga de trabajo mediante el apoyo de personal auxiliar, permitiendo que los docentes se enfoquen en tareas clave de enseñanza.
2. Nivel escolar:
- Programas de mentoría: Implementar programas de tutoría más largos (mínimo dos años) para los nuevos docentes, lo que ha demostrado mejorar la retención.
- Desarrollo profesional continuo: Fomentar la formación constante de los docentes para que se adapten a las nuevas exigencias curriculares y metodológicas.
3. Nivel sistémico:
- Fortalecimiento de la formación inicial: Mejorar los programas de formación docente y crear vías alternativas para atraer a profesionales de otros sectores.
- Tecnologías educativas: Utilizar soluciones de aprendizaje asistido por ordenador para paliar, temporalmente, la falta de profesores en áreas con alta demanda.
Las tendencias a la falta de personal no sólo son perjudiciales para el sector educativo y sus propios alumnos y estudiantes, sino también para la competitividad, el desarrollo económico y el bienestar de la sociedad en su conjunto. Por ello, esta escasez de docentes en Europa es un desafío complejo que demanda soluciones multifacéticas.
Las políticas educativas deben enfocarse en mejorar las condiciones laborales, ofrecer incentivos adecuados y promover una formación continua para asegurar la estabilidad del personal docente. Además, el uso de tecnología puede proporcionar apoyo temporal, pero no debe considerarse una solución a largo plazo. La clave para superar esta crisis radica en revalorizar la carrera docente y proporcionar estabilidad laboral a los educadores, como ANPE lleva años reclamando. Solo así se logrará mitigar los efectos negativos que esta escasez está generando sobre la educación en Europa.