
Presidente Nacional de ANPE
Arranca un nuevo curso escolar y lo hace marcado por un reto que ya no admite más demoras: avanzar de una vez en el diseño del futuro perfil de la profesión docente, un marco que contemple las mejoras que exige el colectivo y que siente las bases de una carrera profesional digna, estable y atractiva. Sin un proyecto claro de presente y futuro para la docencia, cualquier reforma educativa será insuficiente.
Afrontamos un nuevo curso atravesado por tres realidades que ningún docente desconoce: la burocracia que se multiplica en cada centro, las nuevas restricciones sobre el uso de dispositivos electrónicos y la irrupción de la inteligencia artificial en la vida escolar y personal. Un escenario complejo que, lejos de desanimarnos, debe servir como punto de inflexión.
Desde ANPE lo afirmamos con claridad: este curso no puede ser uno más. La educación española necesita un cambio de rumbo, porque no podemos seguir sosteniendo un sistema de calidad sobre la base de desigualdades, precariedad y ausencia de un proyecto estable.
Un país, mucha desigualdad
Hoy en España la igualdad de oportunidades depende, en gran medida, del lugar en el que se estudie o se ejerza la docencia. El alumnado se enfrenta a recursos desiguales y el profesorado soporta condiciones de trabajo distintas según la comunidad autónoma: horario lectivo, ratio y retribuciones.
ANPE defiende que ha llegado el momento de acabar con este mapa fragmentado. La equidad no puede depender del código postal. Por eso reclamamos un marco estatal de referencia que garantice derechos comunes para docentes y oportunidades iguales para el alumnado en todo el territorio.
Retos inmediatos: estabilidad, plantillas y ratios
El sistema educativo arrastra problemas estructurales que deben abordarse sin dilación:
- Estabilidad normativa: demasiadas leyes y reformas en poco tiempo. Urge un acuerdo de mínimos por la Educación que dé seguridad a centros, familias y alumnado.
- Reducción de la temporalidad: las tasas de interinidad siguen disparadas. Hace falta un incremento real y sostenido de plantillas.
- Bajar ratios y reforzar apoyos: sin aulas más reducidas ni más orientadores, y especialistas en pedagogía terapéutica, audición y lenguaje, o profesorado de apoyo, la inclusión será siempre incompleta.
Y sobre todo, se ha de avanzar en un marco común de la profesión docente que establezca criterios claros en aspectos esenciales como el horario lectivo y la ratio por aula. La dispersión actual no puede perpetuarse.
El reto invisible: bienestar y salud
“La educación no puede seguir siendo rehén de la confrontación política. El profesorado no puede continuar soportando desigualdades y sobrecargas sin reconocimiento.”
El malestar emocional ya no es un asunto secundario. Cada vez más adolescentes sufren ansiedad, estrés o depresión, mientras que el profesorado arrastra un desgaste creciente, fruto de la sobrecarga burocrática, la falta de reconocimiento y, en algunos casos, la conflictividad en las aulas.
ANPE exige recursos específicos, planes de prevención y profesionales especializados. Sin bienestar emocional, no hay educación de calidad.
Más inversión, mejores resultados
La ecuación es sencilla: sin recursos, no hay mejoras. España debe alcanzar al menos el 5% del PIB en educación en esta legislatura. Solo con esa financiación será posible bajar ratios, ampliar plantillas, atender la diversidad y garantizar el bienestar emocional en los centros.
La dignidad también se mide en el salario
El profesorado arranca el curso con salarios congelados. A esta injusticia se suma la deflactación de las tablas salariales, que agrava una pérdida de poder adquisitivo acumulada durante años.
ANPE reclama un aumento retributivo inmediato y sostenido que sitúe al profesorado en el nivel de responsabilidad que merece. Dignificar la profesión pasa también por reconocerla económicamente.
MUFACE: un modelo a defender
El sistema de protección social de MUFACE es una de las grandes conquistas del profesorado. Pero no podemos darlo por garantizado. ANPE permanecerá vigilante para proteger su continuidad, exigir su modernización y reforzar la calidad del servicio que presta a cientos de miles de docentes.
Construir desde la negociación
ANPE lo tiene claro: las mejoras llegan con diálogo y con acuerdos, no con la negación permanente. Nuestro sindicalismo es constructivo: firme en la reivindicación, pero siempre propositivo. Sabemos que la confrontación estéril no mejora ni la profesión docente ni la educación.
Seguiremos negociando, presionando y firmando avances reales. Porque siempre hay margen de mejora y porque lo que está en juego es demasiado importante.
Un curso para no desperdiciar
La educación no puede seguir siendo rehén de la confrontación política. El profesorado no puede continuar soportando desigualdades y sobrecargas sin reconocimiento. El alumnado no debe ver hipotecado su futuro por la comunidad autónoma en la que viva.
Este curso tiene que marcar un antes y un después. Es la hora de los hechos, no de las excusas. Porque sin docentes no hay educación, y sin educación no hay futuro.


