El inicio de curso aragonés viene marcado por una amplia variedad de precariedades y disfunciones que permanecen o aumentan: vacantes docentes parciales con menos de ¡dos horas de contrato!; problemas en la confección de horarios, con cupos congelados y diferenciaciones injustas en las horas lectivas de los docentes; impago del incremento salarial retroactivo debido desde enero de 2021 a los docentes del antiguo cuerpo de PTFP; dilaciones en la gestión docente y prestacional del servicio provincial de Educación de Zaragoza; disparidades en la aplicación de sustitución horaria lectiva a docentes mayores de 55 y 60 años, etc. Buena parte de este empeoramiento en las condiciones laborales de los docentes aragoneses se deriva de la ruptura, el pasado mes de mayo, de la unidad sindical en torno al acuerdo unitario de 2022, cuyo cumplimiento han renunciado a exigir jurídica y legalmente las centrales de la Mesa Sectorial de Educación aragonesa firmantes (CSIF, CCOO, STEA, CGT y UGT) ante la falta de garantías jurídicas y procedimentales con que nos lo anunciaron… en periodo electoral sindical.
Frente al sensacionalismo de una Consejería que vende “mejoras” sin dotación de recursos a costa de recortar en otras funciones y servicios educativos importantes, ANPE Aragón reclama la unión de los docentes aragoneses en la protección una enseñanza pública en precariedad crónica. No cabe que sigan instrumentalizando los graves problemas de la educación pública aragonesa, por lo que ANPE reclama una movilización permanente, leal y unitaria, descolonizada de política o ventajismos, en pos de la enseñanza pública y sus profesionales.