Como se desprende de los últimos datos de la memoria del defensor del profesor correspondiente a los últimos cursos escolares, los casos de ansiedad y depresión han aumentado entre los docentes, especialmente entre los de Secundaria y Bachillerato.
Este estado de tensión constante que afecta a la salud mental del docente se refleja en que hay más bajas laborales, pues crecen un 5%, y ya son un 15% de los docentes los que “se ven abocados” a ella –datos obtenidos del informe del defensor del profesor del curso 21/22-, algo que se atribuye al contexto educativo actual y a la crisis pandémica que hemos vivido.
La salud mental de los docentes se está viendo afectada.
No cabe la menor duda de que los últimos años han sido complejos y difíciles para los docentes. Así nos lo manifiestan los profesores que se han puesto en contacto con el servicio del Defensor del Profesor. Ellos mismos nos han descrito situaciones que les han desencadenado un importante estrés emocional. Durante la pandemia, los docentes hicieron un sobreesfuerzo para atender al alumnado, pero los cursos sucesivos los docentes no podían bajar la guardia ante los problemas generados por los años de pandemia, en los que se ha aumentado la brecha educativa entre el alumnado con menos recursos y han aflorado problemas relacionados con la salud mental, para los que los docentes no tienen recursos con los que enfrentarse y ayudar al alumnado.
Los centros han debido implementar nuevos protocolos a coste cero, formarse en nuevas metodologías y en digitalización fuera del horario lectivo, adaptar la programación a la nueva Ley educativa, acoger a alumnado sin conocimiento del idioma proveniente de otros países… Ante esta situación, los docentes perciben que la situación escapa de su control y eso les genera sentimientos de impotencia e incompetencia, que les provocan estrés ocupacional. Muchos nos refieren que han perdido la capacidad de desconectar del trabajo.
La confluencia de todos los factores externos e internos vividos durante estos últimos años está haciendo mella entre el colectivo docente como se refleja año tras año del mapa confeccionado a partir de los datos recogidos en el servicio del Defensor de Profesor, en el que se refleja el empeoramiento de la salud mental. Los docentes son pilares fundamentales para la educación y formación de la sociedad. Es por ello de gran importancia su estado de salud, no solo física sino también mental.
Los datos recopilados en el último informe del Defensor del Profesor ponen de manifiesto que el problema en las aulas sigue siendo una asignatura pendiente dentro del sistema educativo que no se resolverá fácilmente sin un apoyo político, social y familiar. Conseguir cambiar esta tendencia dependerá en buena medida del aumento de recursos necesarios para atender al alumnado con dificultades como aumento de especialistas de audición y lenguaje, de pedagogía terapéutica, orientadores, trabajadores sociales, así, como la implantación de la figura de la enfermera escolar en todos los centros educativos.
A estas medidas hay que añadir la necesidad del descenso de las tareas de carácter burocrático que absorben el tiempo de dedicación a la atención del alumnado.
Debemos ser conscientes de la problemática actual en los centros educativos donde el bienestar emocional de toda la comunidad educativa debe ser una prioridad de las Administraciones educativas. La atención al profesorado, el reconocimiento social a su labor y la inversión en educación son aspectos primordiales a tener en cuenta si se pretende que nuestro país en educación se sitúe a la cabeza de sus homólogos europeos. Es imprescindible, en este sentido, el reconocimiento de las enfermedades profesionales de los docentes.
Desde ANPE, conscientes de esta situación, hemos elaborado un decálogo con medidas concretas para prevenir posibles problemas de salud mental de los docentes.
