La Formación Profesional se encuentra inmersa en un período de transformación sin precedentes debido a los recientes cambios legislativos que afectan de forma global al sistema y que redefine por completo esta modalidad de enseñanza.
Desde el inicio de curso, hemos sido testigos del desarrollo normativo derivado de la ley que implica cambios significativos que están impactando a todo el sistema educativo.
El cambio más destacado es la transición de todas las enseñanzas de Formación Profesional a la modalidad dual. Bajo esta nueva modalidad, los estudiantes combinarán la formación teórica en los centros educativos con la formación práctica en empresas. Esta modalidad se divide en dos: la dual general, que requiere que la formación se realice en la empresa una parte del tiempo, y la dual intensiva, que exige un mayor tiempo de formación en el entorno empresarial, con la obligación de un contrato de formación a partir de 2029.
En relación con la formación en empresas, desde enero se ha producido la integración en el sistema de la Seguridad Social de todo el alumnado que realiza formación en centros de trabajo, con la correspondiente obligación de pago de cotizaciones, que este curso no ha sido repercutido a las empresas, haciendo frente al pago de las cuotas del alumnado de la enseñanza pública, las comunidades autónomas. La incertidumbre es máxima ante la perspectiva de que tengan que hacer frente a su pago las empresas el curso próximo y ello, de forma previsible, afecte a la oferta de centros de trabajo disponible.
El verdadero desafío se encuentra en el horizonte del próximo curso 2024/2025. Todos los primeros cursos de ciclos formativos, sin distinción de niveles, adoptarán la modalidad dual, con sus nuevos módulos y una revisión completa de la carga horaria de las enseñanzas. Esta modificación es crucial para los centros educativos, que deben ajustar sus cupos de plantillas por especialidades en pleno mes de junio.
Los Reales Decretos que establecen los títulos por parte del Ministerio han sido por fin publicados recientemente, sin embargo, su concreción en las órdenes o decretos que definen los currículos aún está pendiente de elaboración y publicación por parte de las comunidades autónomas. Esta incertidumbre, sumada al enorme esfuerzo que supone para los docentes de las distintas familias profesionales adaptar la enseñanza de los ciclos formativos a la modalidad dual puede generar el caos en el cambio de curso de los centros.
En este contexto, el profesorado se va a enfrentar a una clara sobrecarga de trabajo tanto en el final de este curso como en el inicio del siguiente. Es responsabilidad de las comunidades autónomas, en este momento, articular medidas organizativas en la formación profesional que prevean asignaciones horarias acordes a la responsabilidad y carga de trabajo que los docentes van a asumir y que prevea formas de cubrir la gran necesidad que existe de proveer a los proyectos duales de centros de trabajo para que todo el alumnado tenga la posibilidad real de adquirir parte de los resultados de aprendizaje esperados en el entorno productivo. El éxito o el fracaso de la implantación del nuevo sistema va a depender en gran medida de la capacidad de las administraciones autonómicas de llevarlo a cabo.
En resumen, nos encontramos en un momento de cambio y adaptación sin precedentes en la Formación Profesional. Si bien los desafíos son considerables y el caos parece ser la norma, es necesario recordar que estos cambios representan una oportunidad única para mejorar y enriquecer la enseñanza, preparando a los estudiantes para los desafíos del mundo laboral actual y futuro.